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Sexo, jóvenes, educación y porno.

Sexo, jóvenes, educación y porno.

Es inútil intentar negar la realidad o cubrir con un velo lo evidente, y es que el consumo de porno online entre los adolescentes está mayoritariamente extendido pese al intento de ocultarlo de los más inseguros. Precisamente este es uno de los principales problemas que envuelve al contenido de carácter sexual en Internet: el reparo que produce hablar de ello. Tanto padres, profesores como adolescentes evitan a toda costa abrir una conversación relativa al porno o al sexo. Se inicia así una dinámica que carece de sentido por completo en la que los jóvenes se autoengañan pensando que sus padres no saben que ven porno y los padres simplemente piensan “Mi hijo no se mete en esas cosas” conociendo perfectamente que es mentira. Ciertamente es lo más cómodo, todos miran hacia otro lado y evitan malos tragos. Esta es la razón por la que los jóvenes asimilan el alto grado de violencia que está presente en los vídeos que consumen por Internet como normal, adecuada o incluso necesaria en sus relaciones sexuales. El sexo no consiste en humillar a la mujer o realizar actividades violentas solo para conseguir un poco de placer; ante todo es una actividad que nace a partir de la confianza mutua y el respeto entre una pareja. Por lo tanto,, la imagen del sexo que está difundiendo el porno es nefasta porque ignora por completo el nivel de afectividad necesario para tener relaciones con otra persona y se centra solo en obtener placer.

Además de esto, otro gran inconveniente del porno es que muestra el mismo contenido y las mismas actividades sobreentendiendo que todos los consumidores de porno tienen los mismos gustos. Aquella persona a la que no le gusten las acciones que se muestran en las webs de contenido sexual y que no tenga ninguna noción de lo que es el sexo en realidad, desarrollará inseguridades porque pensará que no podrá llevar a cabo las actividades sexuales que estos vídeos se han encargado de transmitir como normales. Por otro lado, una cuestión a la que los jóvenes son especialmente vulnerables es al modelo de belleza (tanto del mismo sexo como del contrario) que se transmite en estos vídeos. Puede suponer un gran foco de ansiedad en un adolescente considerarse poco atractivo al no parecerse a este modelo.

El sexo no es perfecto, no tiene por qué ser violento, no debemos tener los mismos gustos que los demás, no tenemos por qué parecernos a los actores que vemosEl porno debería ser concebido como una utopía y no como un modelo y así deberían los padres explicárselo a sus hijos.

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