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Educación en pandemia

Educación en pandemia

Cuando tengo mucho que memorizar, necesito cambiar continuamente de lugar de estudio porque me aburro y me distraigo con una facilidad increíble. Me ocurre lo mismo cuando tengo todo un día por delante; me concentro mejor cuando tengo otras tareas que atender y sitios a los que ir, porque entonces pienso: tengo una hora para memorizar esto. Y me siento, y me concentro lo máximo posible durante ese periodo de tiempo corto, y así es como funciono; estudiando en viajes, durante la noche, al volver de la calle o una hora antes de marcharme. Por eso no soporto quedarme en casa durante época de exámenes; necesito salir y despejarme. Desde hace casi dos meses, los alumnos y los no-alumnos estamos aislados por culpa de la pandemia del Covid-19; dos meses sin clases presenciales, estudiando por nuestra cuenta y adelantando materia gracias a soportes online tales como zoom y google hangouts.

El gobierno ha tomado, bajo mi punto de vista, la mejor medida posible; que la nota de la tercera evaluación sea la media entre las dos primeras, y que el trabajo hecho durante estos meses sirva únicamente para subir nota. Hay que tener en cuenta que no todos los alumnos tienen las mismas posibilidades a la hora de recibir clases online; hay quienes no tienen acceso a internet, o tienen un ordenador que está estropeado (o no lo tienen), o que no pueden imprimir apuntes. Que estemos encerrados y tengamos más tiempo libre no es excusa para mandar el doble de tarea, porque estudiar y hacer trabajos mañana y tarde todos los días, sin poder salir y cambiar de aires, se hace psicológicamente agotador después de dos meses. También hay que pensar en el entorno en el que vive cada alumno; padres que discuten, familias ruidosas y casas pequeñas son un impedimento para rendir con normalidad.

Sin ir más lejos, pongo el ejemplo del piso en el que vivo; es pequeño y mi familia es inquieta y tiende a hablar alto, y por ello tengo que encerrarme en la terraza si quiero silencio, o estudiar y hacer los trabajos de noche, cuando todos están dormidos. Hay quien no tiene esa suerte, y ni siquiera tiene una terraza a la que salir para que le dé el aire. No podemos olvidar que, después de todo, estamos en una pandemia. Es una situación extraña y difícil, y bajar el nivel de exigencias mientras se repasan contenidos y se adelanta materia es lo más acertado que podría haberse hecho. 

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