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UN MUNDO FICTICIO QUE TOMAMOS COMO REALIDAD

UN MUNDO FICTICIO QUE TOMAMOS COMO REALIDAD

 

El placer es una sensación agradable que nos provoca satisfacción. La comida y la música son pequeños factores que nos dan esa satisfacción. Sin embargo, cuando pensamos en placer, inmediatamente se nos viene a la cabeza el sexo. Ese conjunto de acciones que producen excitación, y que normalmente culminan con la eyaculación masculina. Pero, ¿la mujer termina satisfecha a la vez que el hombre o es un mito creado por la pornogrfía?

Cualquiera tiene a su alcance un video pornográfico, con solo poner en el buscador la palabra porno. Y lo cierto, es que, para muchos, estos videos son una herramienta de aprendizaje acerca de la sexualidad, porque es un tabú, que no se trata apenas. El porno representa actos sexuales y eróticos perfectos y muy alejados de la realidad. Su finalidad es satisfacer al espectador con escenas en las que se aprecia a un individuo dominante, que posee a otro, en muchas ocasiones con violencia. De ahí viene que pensemos que cuando el hombre eyacula, el acto sexual ha finalizado, sin importar si la mujer ha alcanzado su máximo punto de placer, o que el cuerpo debe ser perfecto sin ningún rastro de vello. En cierto modo, el porno es machista porque representa a la mujer como una imagen perfecta que es usada para la satisfacción.

Muchas veces he escuchado esa expresión de que por hacerlo sin protección no pasa nada siempre y cuando el hombre eyacule fuera. Pues bien, durante la eyaculación masculina no es el único momento en el que se liberan espermatozoides, por lo que sigue habiendo posibilidad de embarazo aún habiendo sacado el pene a tiempo. Además se pueden transmitir muchas enfermedades sexuales, como el SIDA, que no nos damos cuenta de que tenemos, porque no presenta síntomas. Muchas veces no somos conscientes del peligro que supone tener esta enfermedad u otras, porque no tienen cura, y nos acompañarán el resto de nuestras vidas.

El mundo pornográfico nada tiene que ver con la realidad. Por lo que se debe empezar a informar a los jóvenes de los peligros que existe a la hora del acto sexual, tanto en casa, como en las aulas, dejando a un lado la vergüenza de hablar de estos temas tan tabú.

 

 

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