El cambio climático y Durban
La contaminación desde hace ya unas décadas nos atañe personalmente porque poco a poco se va deteriorando lo que nos ha costado construir durante mucho tiempo. El ser humano se ha preocupado por evolucionar, por conseguir una mejor vida, más cómoda y tranquila. Pero sin embargo, al medio ambiente le hemos marginado. Pero en este momento, aquellas personas que valoran la naturaleza hacen frente a nuestra sociedad esperando obtener un resultado óptimo.
Cualquier persona puede demostrar que la contaminación aumenta de manera escandalosa porque solamente tienes que ir a una ciudad no muy grande y observar el cielo a lo lejos. Si haces esto, puedes encontrar una especie de nubes anaranjadas y bastante más densas que una nube verdadera. No es tan fácil reducir los gases tóxicos que afectan a nuestro planeta, aunque si lo es la creación de nuevas fábricas que expulsan miles de contaminantes diarios. Las personas se han obcecado en querer mejorar cosas materiales sin darse cuenta que la naturaleza es una de las cosas más bellas que puedes encontrar a tu alrededor. Porque el hecho de salir a la calle, mientras das un paseo y respiras aire puro (aunque ya no estoy segura de si es tan puro) acompañado de árboles, jardines, etc bien cuidados te aporta más satisfacción que un ordenador nuevo no podría jamás.
Pero ahí esta nuestro problema, que cada vez somos más y más incapaces de valorar nuestro alrededor. Tenemos el ejemplo de EEUU que rechazó el protocolo de Kioto y la respuesta es demasiado clara: prefiere seguir siendo la primera potencia mundial aunque suponga la máxima contaminación existencial. Tan importante o más que lo que puedan hacer las grandes potencias por preservar el medio ambiente es lo que cada uno de nosotros podamos hacer. La educación y la concienciación son las principales armas con las que debemos proteger el medio ambiente. No olvidemos que la naturaleza es un préstamo de nuestros hijos... ¡Cuidémosla!
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