La residencia de la inteligencia
Sin duda alguna, creo que la base del desarrollo intelectual de una persona depende de la sociedad en la que viva y su desarrollo.
Sin embargo, me parece extraño que un científico de tal calibre, se atreva a afirmar algo tan importe como es que la inteligencia humana proceda del ADN sin haber contrastado su información hasta lo último. Porque… ¿cuántas veces en la historia un investigador ha manifestado una teoría y, siendo cierta, no se ha creído? Y ¿cuántos se han llevado las manos a la cabeza al escucharlas? Uno de los mejores ejemplos es el de Galileo quien dio a conocer la teoría heliocentrista y, por ello, le quemaron en una hoguera.
Además, no todos somos igual de inteligentes dentro de una misma sociedad, por lo que en algún lugar debe residir el fundamento de la inteligencia, aunque no sepamos dónde.
No obstante, el ser humano emplea su racionalismo para encontrar la felicidad y como bien dice el refrán: “No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita”. Desde este punto de vista, seguramente los africanos sean más inteligentes. En el momento en que basemos la inteligencia en el desarrollo de la sociedad, lógicamente los occidentales seremos más astutos.
Concluyo reafirmándome en que el desarrollo intelectual depende de la sociedad, pero la inteligencia no es mayor o menor por el lugar de nacimiento, sino que se encuentra repartida por el mundo y siempre atendiendo a la finalidad con la que cada individuo la emplee. Sólo me queda decir que no creo que el señor Watson haya tenido la intención de avasallar a los africanos por constituir una raza distinta a la suya. Más bien considero que es una excusa en la que se apoyan todos aquellos que no creen en su teoría para criticarla con más ímpetu.
Alba Redondo Avís 2º Bachillerato
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