Bullying
Lamentablemente, la mayoría de los estudiantes hemos presenciado en alguna ocasión actos de acoso escolar contra alumnos o incluso contra nosotros mismos. Habrá quien haya contemplado escenas más tristes que otros pero, independientemente de esto, rara vez los agresores han sido sancionados o castigados por parte de profesores. La causa de esto es que el alumno acosado teme que si cuenta su caso a alguien que pueda ayudarle, los agresores no se cruzarán de brazos, sino que seguirán acosándole. El joven hostigado seguirá aguantando hasta que un día se vea en un punto de no retorno y vea como única solución el suicidio, como el reciente caso de Amanda Todd, u otros más antiguos, como el de Cristina Huesca.
Una solución posible a esto sería tomar medidas a la primera señal de bullying por pequeña e insignificante que sea. Eso lo podemos hacer todos los que presenciamos las agresiones contra esa persona, porque todos podemos denunciar el acoso, ya sea escolar, cibernético o de cualquier otro tipo. Los padres en lugar de decir a su hijo "Tú no hagas caso de esas tonterías" o cosas por el estilo, deben recurrir a las autoridades para poner punto y final antes de que sea demasiado tarde.
Por otro lado, el acosado también tiene que poner de su parte, y no cerrarse, sino contar lo que le esté pasando a personas en las que confíe, ya sean sus padres, su mejor amigo o su novio o novia. Deben saber que no están solos y que hay muchas personas dispuestas a ayudarles. En su situación tiene todas las papeletas para ganar, pero para eso debe confiar en alguien, y que ese alguien esté dispuesto a ayudarle.
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