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¿Ser uno mismo o ganar con trampa?

¿Ser uno mismo o ganar con trampa?

Practicamos deporte por gusto y porque mientras lo realizamos nos sentimos bien con nosotros mismos, lo que lleva a obtener buenos resultados. Todo esto cambia cuando aparece el dopaje, una práctica muy extendida en los deportes, pues se encarga de aumentar en cantidades excesivas la fuerza y la resistencia de los deportistas. Esto hace que el cansancio sea secundario y obtienen a su vez unos resultados enriquecedores. A pesar de saber que el dopaje no está permitido siguen realizando este tipo de prácticas, pues se sienten bien con ellos mismos y dan la imagen que los espectadores quieren ver, uno de los mejores deportistas del mundo con un trofeo entre sus manos, como el caso del español Alberto Contador, tras dar positivo por clembuterol en el año 2010.

Prepararse para competir contra los mejores del mundo requiere mucho esfuerzo, constancia y dedicación para llegar a ser el mejor de todos, por ello la mayoría de los deportistas acuden al dopaje. De esta manera se aseguran ser mejor que su contrincante y a la vez sienten satisfacción personal, aun siendo conscientes de que están actuando mal. Últimamente esta técnica está pasando a formar parte del día a día de los deportistas, como ocurrió en los JJOO de Río 2016 con el equipo de atletismo ruso, tras ser eliminado en la competición para castigar el dopaje de Estado en Rusia.

Cada deporte cuenta con sus reglas, por lo que no hay un deporte más limpio que otro. Los deportistas demuestran en lo que consiste y cómo podemos llevarlo a cabo. Todos los deportes pueden llegar a haber estado amañados alguna vez y por temas políticos no haber salido la noticia a la luz, ya que actuaría en su contra. Pienso que el dopaje depende del deportista en sí. Aunque la mayoría de deportistas después de haber practicado el doping hayan llegado a arrepentirse, esta práctica ha dejado una mancha negra en  su carrera profesional y en la historia del deporte. 

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