EL DOPING
El doping ha vuelto a acaparar portadas debido al revuelo producido en las recientes olimpiadas de Rio, aunque podría considerarse muy recurrente en el ámbito deportivo. Pero, ¿por qué se produce? Porque el atleta no se ve con nivel suficiente para vencer a su oponente y por eso decide hacer uso de sustancias y métodos dopantes. ¿Es justo? No. ¿Está muy generalizado? Yo creo que tampoco.
Las sustancias dopantes, como todas las drogas, suponen un desgaste muy grande para nuestro cuerpo. Si esta práctica estuviera tan generalizada como algunos afirman, las competiciones no serían deportivas sino de quién consume más para “potenciarse” más y eso llevaría a una tasa muy grande de fallos múltiples en el organismo de la mayoría de los deportistas al igual que enfermedades derivadas del abuso de las mencionadas sustancias. En otras palabras, que lo sabríamos en el momento en el que más de x deportistas sufrieran una misma afección y los médicos sumaran dos y dos o en el momento en que dejaran de doparse y se viera reflejado en sus resultados como le pasó a Lance Armstrong.
Pero claro, al igual que niños pequeños, una vez destapado el fraude que han sido sus carreras deportivas, los usuarios de estas sustancias corren a afirmar que da igual porque todos los demás deportistas las consumen también. Ya sea porque “cree el ladrón que todos son de su condición” o para arrojar la sombra de la sospecha sobre otros y así desviar la atención mediática de uno mismo. Como todos sabemos, en las competiciones con renombre de cualquier disciplina deportiva se les realiza a los participantes un control antidopaje. ¿Qué sentido tendrían estos controles si la esencia de la competición no cambiara porque todos van dopados? ¿Lo hacen por postureo? ¿Es todo un fraude? No creo que esa afirmación sea verdad. Simplemente me remito a lo dicho anteriormente y a la simple afirmación de que si fuera verdad y no quisieran que el público lo supiera, serían muchas muestras y papeleo que falsificar, mucha gente que sobornar… Para mí no tiene mucho sentido, la verdad.
Hoy en día casi ningún deporte se escapa a la sospecha de que sus mejores atletas pueden estar consumiendo sustancias prohibidas. En el tenis la sospecha recae sobre Nadal y Ferrer, en el atletismo una de cada tres medallas es sospechosa etc. Los únicos deportes más ‘limpios’ serían los que requieren puntería pero no fuerza, como disparar con arma de fuego, y en ciertas ocasiones ni esos atletas están a salvo.
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