SEXO, JÓVENES Y EDUCACIÓN
Evitar que los adolescentes vean pornografía a una edad temprana es cada vez más complicado. El sexo es un tabú del que no se habla apenas en los colegios y en los institutos, esto se debe a que no saben cómo afrontar este tipo de conversaciones. Escuchamos hablar del sexo en pocas ocasiones durante nuestro paso por el instituto, pero siempre tratan los mismos temas: la reproducción y las ETS. ¿Debería cambiar todo esto?
Los jóvenes recurren al porno para aprender un poco más. Nadie enseña a los menores a distinguir el sexo real y el porno, donde existen grandes diferencias. El porno comercial atribuye gustos generalizados y por géneros, se piensa que a todas las personas les da placer las mismas cosas pero esto no ocurre así. La pornografía erotiza la violencia, la mujer es tratada como un objeto sexual donde el sexo en grupo o la agresividad sexual se ve como algo erótico. Hay búsquedas de “sexo agresivo” y “manadas” que acaban convirtiéndose en violaciones en la vida real.
En cuanto a las películas porno hay que destacar cómo están filmadas. No existe la imperfección en ellas, no se observan preservativos ni se habla de los gustos que tiene cada persona que practica el sexo. En las películas no avisan de infecciones o ETS. Este tipo de películas establece un guión en las personas donde siempre siguen una serie de pasos que si no sigues serás considerado “menos experto” sexualmente por el resto. Por otra parte los estereotipos del porno son: cuerpos musculosos y tonificados en el hombre y delgados y con pechos y glúteos perfectos en la mujer. Esto puede hacer que las personas que practican sexo se sientan acomplejadas o mal con ellas mismas al no tener ese cuerpo.
El sexo no es igual para todo el mundo. Hay gustos distintos, esto debe tenerse en cuenta para que pueda ser disfrutado y placentero mutuamente en las personas que lo practican, dejando atrás los estereotipos que vemos en el porno.
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