¿Qué hacemos con las lecturas obligatorias?
Hoy en día las los jóvenes leemos poco, pero en mi opinión los profesores se equivocan con las lecturas obligatorias. Pienso que no deberían mandar libros como “El Lazarillo de Tormes”, “Don Quijote de la Mancha” o cualquier clásico de la literatura española. Claro que, por cultura, nuestra responsabilidad es leerlos algún día de nuestras vidas, pero no creo que ahora sea el momento. Ahora deberíamos de leer novelas juveniles, porque su lectura resulta más amena y entretenida para los jóvenes.
Por ejemplo, un chico de estas edades que deba leerse uno de estos libros, no va a poder disfrutar de ellos y lo que ocurrirá es que odie la lectura. Seguro que terminará copiando el trabajo o buscando resúmenes para el queridísimo examen. Eso es lo que logran los profesores con las lecturas obligatorias.
Lo bonito de la lectura es encontrar el libro perfecto para ti, en el que empiezas a leerlo y no puedes parar.
A mí nunca me ha gustado leer porque lo veía aburrido y una pérdida de tiempo. Pero este año encontré una novela que me ha apasionado y he visto lo excelente que es una buena lectura. En cambio las lecturas de clase me cegaban los ojos y al ver un libro, maldecía al profesor. Solo rozar el libro, pensaba que debía de hacer para no tener que leérmelo y casi siempre lo conseguía. Claro que era negativo para mí, pero prefería hacer eso que leerme un “tostón” de libro.
Como reflexión de este tema sugiero que no debería haber lecturas obligatorias. Todo el mundo tiene derecho a elegir el libro que quiera leerse y no leerse uno por obligación. Los profesores siempre comentan que con la lectura se disfruta, pero les contradigo, ya que con las suyas es imposible. Por eso pido que no los mandéis. En su lugar debería de realizarse un listado de libros y géneros que les gustan a los alumnos y la obligación de los profesores sería encontrar libros adaptado a esas condiciones. Si lográramos a que se realizara esta técnica, creo que la juventud se engancharía más a la lectura.