La exhumación de los cuerpos de las personas fusiladas durante la Guerra Civil, es una dura decisión, sobre todo para las familias de los fusilados, debido a que deberían contar con su aprobación antes de tomar una decisión que podría ser muy dolorosa y que merece todo su respeto.
Muchos personajes, como es el caso de Federico García Lorca, están enterrados ahí, debido a esto tanta polémica, más que un caso de interés por llevar a los fusilados cerca de su tierra natal o de sus familias podríamos considerarlo como "morbo" por saber quienes fueron los fusilados en aquella contienda cerca de Federico García Lorca.
Mientras el juez Garzón no apruebe la decisión de desenterrar a los fusilados, por medio del proceso que previamente ha abierto, deberían dejarlos descansar en paz, respetar su memoria y no abrir antiguas heridas salvo que sea necesario en un caso de gravedad, es decir, para verificar la procedencia de algún antecesor, su linaje, parentesco...
La exhumación de los cadáveres debería ser como petición familiar por un motivo de gran trascendencia y siempre con la aprobación del juez, no como un interés mediático para mover aún más la polémica que debe quedarse en el pasado.
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