OBSOLESCENCIA PROGRAMADA
Baterías que se estropean, impresoras que se bloquean cuando llegan a un tope determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas… los productos de consumo duran cada vez menos. A principios del siglo XX con la bombilla, se buscaba recompensar el consumo, maximizar el beneficio y generar empleo. La obsolescencia programada consiste en desechar lo que por su esencia no lo es. Principalmente la tecnología digital hace que los objetos sean poco duraderos, con el objetivo de que el usuario lo descarte y compre otros nuevos, que también durarán un tiempo limitado. En esto se basa toda una vida; comprando, usando y descartando.
Uno de los lugares más perjudicados es África, ya que recibe toneladas de residuos, que no solo afecta a la tierra, también a las personas que habitan allí. Estas personas intentan reparar los aparatos que se encuentran, no comprenden por qué pueden tirar objetos con buena presencia y no llegar aprovechar ninguna de las piezas que lo compone.
Muchas veces me pregunto por qué gastamos dinero sin necesidad; ‘’compramos por comprar’’. La mayoría de las empresas se dedican a poner a sus artículos una fecha de caducidad, para que el ciudadano no deje de consumir. La fecha de caducidad hace que cada vez más personas formen parte de la obsolescencia programada. Mayoritariamente lo único que hacemos es gastar por gastar y crecer por crecer, cuando en verdad estamos malgastando el dinero en productos que no son fiables.
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