¿Cómo nos cambiará la pandemia?
Nos encontramos ante un proceso de cambio como especie. Hemos tenido que aprender a sobrevivir en varios escenarios distintos. La adaptación es algo esencial como grupo de seres vivos que somos. Pero este proceso no ha sido completado, ni está cerca de hacerlo. Todavía nos quedan muchos meses de ensayo y error hasta que descubramos el antídoto a este mal engendrado por la azarosa naturaleza.
Como sacado de un libro de Boris Vian, en los últimos meses, por si alguien no se había dado cuenta, hemos vivido una pandemia mundial. Cuando creíamos que cambiar de década iba a solucionar todos nuestros problemas, muchos de nosotros pensábamos que sería nuestro año. Nada más lejos de la realidad. Tras un confinamiento de todo un trimestre, hemos cambiado por dentro y por fuera. Trabajar y estudiar desde casa no ha sido tarea fácil para la mayoría. Muchos institutos y colegios se han visto en una situación complicada al no saber cómo evaluar a sus alumnos en línea. Por el contrario, después de estos meses, ahora hemos incluido en nuestras vidas de estudiantes muchas herramientas online, como las videollamadas por Zoom o Classroom. En este aspecto, la educación estaba en pañales y gracias a este contratiempo, hemos podido progresar. Aunque no todo son buenas noticias, pequeñas empresas, se han visto obligadas a cerrar sus negocios. El sector de la hostelería y turismo también ha sufrido un duro golpe con la pérdida de empleo por el gran periodo de inactividad que se ha producido en nuestro país. Es como si nadie hubiera caído en nuestros hoteles durante quince rondas, al final acabas en bancarrota. Sin embargo, no todo es trabajo de cara al público, el sector de ocio igualmente ha generado enormes pérdidas. Cines, teatros, viajes o conciertos han sido también muy perjudicados. Creo honestamente que el arte tiene una oportunidad de reinventarse con esta nueva situación. Se escribirán libros y se rodarán películas más o menos realistas de cómo empezó todo y del actual mundo en el que vivimos.
Creemos que por ser el animal diferente, que piensa y actúa acorde a sus pensamientos, tenemos el mundo bajo nuestros pies. Quisimos jugar a ser dioses, cambiando y desafiando las reglas del universo. Mientras que sigamos existiendo como especie, no sabremos dónde está esa raya que nos enseñan a no pasar.
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